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 Es el más conocido de los caracoles marinos siendo el aperitivo habitual en bastantes regiones españolas.

Para recolectar bígaros, basta con darse un paseo por las zonas intermareales y escudriñar las grietas de las grandes piedras o darle la vuelta a las más pequeñas.
Hay un instrumento musical llamado Bígaro, que es la concha de un caracol marino de gran tamaño y del que sale la canción popular más emblemática de Cantabria: la danza de Ibio, inspirada en el baile de las danzas que refleja el temple y reciedumbre de los hombres de Cantabria.
¿Sabías que el sonido que producen los caracoles de mar se debe al fenómeno del eco?. Pertenece al medio ambiente, y se debe a que las ondas transmitidas en el aire rebotan en la cavidad del caracol y vuelven a nuestros oídos.
Los caracoles se adaptan a la diversidad de ecosistemas del planeta. Se distribuyen en todas latitudes y en casi cualquier ambiente marino, fondos arenosos, fangoso y oquedades rocosas, corales, barcos hundidos y manglares, y hasta sobreviven fuera del agua, sobre las rocas donde rompe el oleaje. Otros invadieron las aguas dulces y se adaptaron a casi todas las condiciones de ambientes acuáticos en altitud y latitud diversas. Y por último los terrestres, los pulmonados, que han perdido sus branquias y convertido el manto en pulmón, para conquistar la superficie terrestre donde pueblan selvas, bosques y desiertos, e incluso habitan en los límites de las nieves eternas.

Más sobre el bígaro 

Curiosidades sobre el

cabracho

 Las espinas son venenosas incluso cuando el pez ha muerto.

Juan Mari Arzak popularizó en los años 70 el pastel de cabracho hoy muy extendido en nuestra cocina
De hábitos nocturnos, permanece inmóvil casi todo el día, efectuando sólo breves desplazamientos, para posarse de nuevo en el fondo. Allí se camufla a la perfección, destacando sólo sus ojos, como dos cristales mates, de una belleza inusual. Una de sus características principales, así como del resto de la familia de los escorpénidos, es la multitud de espinas venenosas que tiene distribuidas a lo largo de su cabeza y sus aletas. La única forma de manipularlo con garantías es introduciendo el índice y el pulgar en su boca, los cuales separaremos todo lo que den de sí dentro de sus fauces. Sus dientes son minúsculos y, de hecho, apenas los necesita para cazar, pues su técnica pasa por absorber a sus presas con un movimiento seco de los opérculos. Para ello, lógicamente, éstas deberán acercase mucho al cabracho, por lo que se pueden entender sus dotes para el camuflaje. El cabracho pica a los aparejos de fondo cebados con una gran variedad de carnadas, pero también a todo tipo de señuelos que pasen los suficientemente despacio y cerca de su boca, como para que pueda atacarlos.
Cuando son capturados levantan las espinas y parece que se inflen con la boca abierta, mostrando todas sus espinas venenosas.
Su color, entre naranja y rojo más intenso, varía en función del fondo en el que viva.

Las Ventajas del Pescado en Nuestra Salud 

 Los pescados poseen propiedades nutricionales que los convierten en alimentos fundamentales dentro de lo que se considera una alimentación equilibrada y cardiosaludable 

De hecho, para la dieta mediterránea, en la que se contempla el consumo generoso de verduras, hortalizas, frutas, cereales como el arroz y productos que derivan de los cereales (pan y pastas), frutos secos, legumbres, lácteos y aceite de oliva, el pescado constituye una pieza imprescindible.

No sólo disponen de proteínas de excelente calidad, sino que además presentan un perfil de lípidos más saludable que el de otros alimentos también ricos en proteínas, como las carnes.
Las propiedades nutritivas de los pescados le otorgan a estos alimentos efectos beneficiosos para la salud, por lo que su ingesta, dentro de una alimentación sana y equilibrada, constituye un modo de prevenir la aparición de ciertas dolencias. Las innumerables especies de pescado a las que se tiene acceso, las múltiples posibilidades que ofrece en la cocina, junto con sus características nutritivas, convierten al pescado en un alimento indispensable en la dieta y recomendable en todas las edades y en las distintas etapas fisiológicas (infancia, adolescencia, embarazo, lactancia, edad adulta y vejez). Eso sí, el buen hábito en la dieta alterna el consumo de pescados con otros alimentos proteicos de origen animal o vegetal

 Pescado y bocio

 El bocio es una enfermedad que se caracteriza por un crecimiento anormal de la glándula tiroides (situada en la parte baja del cuello), causada de manera habitual por una deficiencia de yodo en la dieta. El tiroides fabrica dos hormonas, la tiroxina y la triyodotironina, y para la síntesis de estas hormonas es imprescindible el yodo.

El pescado (principalmente el marino) y el marisco representan una excelente fuente dietética para hacer frente a la falta de yodo en determinadas zonas. Se convierten en alimentos recomendados para las regiones en las que existe bocio endémico, áreas geográficas en las que las aguas y los suelos son deficientes en yodo y, como consecuencia, los alimentos que se obtiene en sus tierras también.

Además, el yodo tiene una importancia añadida durante el embarazo y la infancia. La deficiencia de este mineral en estos periodos puede afectar al desarrollo y crecimiento del bebé. Durante el embarazo, el yodo es imprescindible para el correcto funcionamiento de las hormonas tiroideas que intervienen en el crecimiento del feto y el desarrollo de su cerebro, entre otras funciones. Por tanto, el déficit de yodo puede provocar retraso físico y mental en los recién nacidos y alteraciones del desarrollo en los niños de corta edad. No obstante, en las zonas donde hay carencia de yodo, o en las etapas de mayor requerimiento de este mineral, además de consumir pescado y marisco, conviene sustituir la sal común por sal yodada, que compensa el déficit.
Los pescados y mariscos más ricos en yodo son: todo tipo de mariscos, salmonete, halibut, salmón, bacalao salado, conservas de atún o bonito y mejillones en conse

 El pescado protege el corazón y las arterias

 A diferencia de otros alimentos de origen animal, el pescado contiene ácidos grasos poliinsaturados en cantidades comprendidas entre un 25%-45% en los pescados, de un 40%-50% en los crustáceos y de un 30%-45% en los bivalvos (porcentajes referidos a ácidos grasos totales). Entre ellos se encuentran el ácido linoleico, de la familia omega-6 y los ácidos EPA (eicosapentanoico) y DHA (docosahexanoico), de la familia omega-3. El pescado también contiene ácidos grasos monoinsaturados y, en menor proporción, saturados.

Los pescados, y en especial algunos mariscos (crustáceos, calamares y similares), poseen cantidades significativas de colesterol, localizado principalmente en el músculo, el bazo y sobre todo en el hígado. No obstante, estos alimentos no aumentan los niveles de colesterol en sangre, a diferencia de otros alimentos ricos en colesterol, gracias a su elevada proporción de grasas insaturadas.
Los ácidos grasos poliinsaturados, en concreto los omega-3, son los responsables de muchas de las propiedades saludables que presentan los pescados azules. De hecho, están relacionados con la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio y los accidentes cerebrovasculares.
En la mayor parte de los casos, estas dolencias aparecen como consecuencia de la existencia de aterosclerosis, enfermedad en la que las grasas (principalmente colesterol), se van depositando en las paredes de las arterias haciendo que su diámetro disminuya, pierdan elasticidad y la cantidad de sangre que circula por ellas sea cada vez menor y lo haga con mayor dificultad, lo que puede llegar a provocar obstrucción de las arterias. El consumo de pescado para la prevención cardiovascular deriva de su riqueza en omega-3, sustancias capaces de aumentar el HDL o "buen colesterol" y reducir el LDL-c o "mal colesterol", así como el colesterol total y los triglicéridos sanguíneos.
A partir de los ácidos grasos omega-3 se producen en el cuerpo unas moléculas llamadas prostraglandinas que tienen, entre otras, las siguientes propiedades: impiden la formación de sustancias inflamatorias, tienen acción vasodilatadora, inhiben la formación de coágulos o trombos, contribuyen a reducir los lípidos sanguíneos (colesterol y triglicéridos) y regulan la presión arterial. Todo esto se traduce en una reducción del riesgo de aterosclerosis, trombosis e hipertensión. La cantidad recomendable para obtener dichos beneficios sería de entre 2 y 3 gramos semanales de ácidos grasos omega-3. Eso corresponde a tomar pescado azul de una a tres veces a la semana

 ¿Cuál es la diferencia entre pescado blanco y azul?

 La principal diferencia es la acumulación de grasa. Los pescados azules acumulan más grasa pues recorren grandes distancias oceánicas. Esa acumulación de grasa es lo que les da un tono azulado, y de ahí viene esa distinción. Mientras el pescado azul posee entre un 5-10% de grasa, el blanco únicamente posee un 2%. Existe un tercer grupo, menos conocido, los pescados semi-grasos que poseen entre un 2 y un 5%. Si bien, en el caso de los pescados esta grasa no es mala, puesto que es rica por ejemplo en Omega 3 que nos ayuda entre otras muchas cosas a prevenir factores como el colesterol.

Pescados azules: Atún o bonito del norte, Boquerón, Besugo, Congrio, Sardina, Jurel, Salmón, Anchoa, Arenque, Caballa, Lamprea, Pez espada, ...
Pescados blancos: Merluza, Bacalao, Rape, Abadejo, Raya, Rodaballo, Gallo, Lenguado, Mero, Fletán, Panga, ...
Pescados semigrasos: Besugo, Dorada, Lisa, Lubina, ..

Pescado para deportistas de todos los niveles 

 Aunque el deporte mejora nuestra salud también nos produce fatiga y genera determinados procesos oxidativos o inflamatorios, sobre todo en deportes de contacto o fruto de lesiones. Los ácidos grasos Omega 3, son un buen complemento para los deportistas puesto que mejoran la circulación sanguínea y el sistema innume además de tener un efecto antiinflamatorio que ayuda a prevenir lesiones. Por otro lado ante un ejercicio muy intenso ejercen una función antioxidante. Estos factores hacen que sean imprescindibles para deportistas de élite u ocasionales a los que preocupe su salud.

Además de a nivel de prevención, hay que destacar que el refuerzo del sistema inmunológico y la circulación producen un incremento del rendimiento y ayudan a reducir la fatiga durante el ejercicio, es decir nos sentiremos más fuertes y obtendremos mejores resultados.

Cabracho: Recetas,curiosidades y cómo prepararlo

 El cabracho es uno de los pescados que a menudo se asocian con una receta determinada.

Es inevitable relacionarlo con el famoso pastel de cabracho. Sin embargo, existen muchos otros modos de disfrutar de este peculiar pescado.

En el Mediterráneo, es típico prepararlo guisado o en sopa, mientras que en el Norte es más frecuente asarlo al horno o a la brasa.

Además, el cabracho es ingrediente imprescindible de algunas recetas de gran tradición tanto en España como en el extranjero. Este es el caso de la caldereta asturiana o de la popular "bullabesa" francesa.

Caldereta asturiana: Se elabora con diferentes clases de mariscos y pescados entre los que se encuentra el cabracho. Esta caldereta es uno de los platos más apreciados y lujosos de la costa asturiana y su receta es variable, por lo que en ella es posible degustar cualquier tipo de pescado.

Bullabesa: Esta conocida receta de origen francés no se concibe sin el cabracho. Se trata de una sopa que basa su elaboración en este pescado aunque si se desea se pueden añadir otras especies, así como marisco.

Quien desee degustar este pescado de una forma diferente, puede decantarse por un paté de cabracho con el que se pueden elaborar aperitivos originales, aunque sin duda su sabor no es equiparable al de un plato del pescado fresco.

 El pescado presenta un contenido vitamínico interesante. Posee diferentes vitaminas del grupo B como B1, B2, B3 y B12, y vitaminas liposolubles entre las que destacan la vitamina A, la D y, en menor proporción, la E, presentes principalmente en el hígado de los pescados blancos y en la carne de los azules.

Las vitaminas A y E son de gran interés nutricional porque poseen acción antioxidante, es decir, constituyen un factor protector frente a ciertas enfermedades degenerativas, cardiovasculares y al cáncer.
La vitamina D actúa en el intestino favoreciendo la absorción de calcio y fosfato. También lo hace en el riñón estimulando la reabsorción de calcio, por lo que contribuye en la mineralización de los huesos y los dientes

 Propiedades antiinflamatorias

El consumo de pescado azul puede resultar beneficioso para aliviar los síntomas de enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide. A partir de los ácidos grasos omega-3, presentes en estos pescados, se forman sustancias de acción antiinflamatoria llamadas prostaglandinas. Según algunos estudios, una dieta rica en ácidos grasos omega-3, principalmente EPA, y antioxidantes podría mitigar la inflamación.

 Prevención de diabetes

En un reciente estudio epidemiológico, publicado por autores canadienses y realizado en 41 países de los cinco continentes, se observó que la prevalencia de la diabetes mellitus no dependiente de la insulina y acompañada de obesidad es significativamente más alta en países con un consumo de pescados más bajo que en aquellos en los que se consume pescado de forma habitual.

 Prevención de cáncer

Existen muchos trabajos publicados que relacionan la aparición de cáncer con hábitos alimentarios poco saludables. Parece que el consumo de una dieta prudente en la que se incluyen frutas, hortalizas y verduras, cereales y pescados está relacionado con una menor prevalencia de esta enfermedad.
Algunos trabajos parecen relacionar el consumo de ácidos grasos omega-3 con un menor riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, como pueden ser el cáncer de mama, próstata, páncreas y colon. Hay estudios que parecen respaldar la evidencia de que la administración de los ácidos grasos omega-3 eicosapentanoico (EPA) y docosahexanoico (DHA) puede reducir el riesgo de padecer cáncer de próstata. En cualquier caso, son necesarios más investigaciones antes de poder constatar, de forma concluyente, el papel de los ácidos grasos de pescado en la prevención de esta enfermedad

 Prevención de enfermedades

 Comer pescado en el embarazo mejorar la capacidad intelectual de los hijos

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 Comer pescado en el embarazo mejora la capacidad intelectual de los hijos

 Son conocidos los beneficios del pescado en la dieta, y especialmente en la dieta de la futura mamá. Según un estudio reciente de la Universidad de Granada, entre otras cosas, comer pescado en el embarazo mejorar la capacidad intelectual de los hijos.

Han observado que los nacidos de mujeres que consumieron más pescado durante el embarazo obtuvieron mejores resultados en las pruebas de inteligencia verbal, habilidades de motricidad fina y una mejor conducta prosocial.

Para ello han analizado los ácidos grasos de cadena larga de las series omega-3 y omega-6 en muestras de sangre de más de 2.000 mujeres a las 20 semanas del embarazo y del cordón umbilical de sus hijos en el momento de nacer. Han visto que hay una mayor contribución a la síntesis de ácidos grasos de cadena larga de la serie omega-6 por parte del feto de lo que se esperaba y que la cantidad de ácido docosahexaenoico (DHA) suministrada al feto por la madre a través de la placenta podría ser muy importante.

El aceite de pescado es la principal fuente de ácidos grasos omega-3 de cadena larga, como por ejemplo el ácido docosahexaenoico (DHA), un componente estructural clave de las membranas celulares del cerebro.

Por tanto, el consumo de pescado en el embarazo favorece el desarrollo cerebral del bebé, así como psicomotor y un mejor desarrollo de las habilidades sociales.

Los efectos de la ingesta de pescado en el embarazo en el rendimiento mental de los niños son indiscutibles, por tanto no puede faltar en la dieta de la embarazada, pero siempre con moderación y eligiendo las especies que presentan menor concentración de mercurio.

Los pescados más recomendables para las embarazadas son el atún blanco (y atún en lata), el salmón, las sardinas, los arenques, la caballa, boquerón o bocarte, salmonete, anguila, jurel o chicharro común, verdel, palometa, trucha marina, cazón, y en cuanto a pescados blancos: merluza, pescadilla, rape, cabracho, lenguado, gallo, bacalao fresco… Evitar el atún rojo y el pez espada, así como la panga y la perca por las altas dosis de mercurio detectadas en estas especies.

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